La leche de vaca, el huevo, los frutos secos o el pescado son la causa de alergia alimentaria más frecuente en los niños, comienzan habitualmente a los dos años, pero algunas, como a la leche o al huevo, llegan a tolerarse espontáneamente antes de los cinco años. Hay una noticia aún mejor, y es que, a partir de los cinco años si no se ha conseguido la tolerancia, “se puede tolerar ese alimento determinado y evitar riesgos, mejorando además la calidad de vida del paciente, mediante la Inmunoterapia Oral o Inducción de Tolerancia a Alimentos, un tratamiento diseñado por especialistas en Alergología e individualizado para cada paciente y su alergia, muy especialmente indicado en caso de que sea a la proteína de la leche de vaca y el huevo”, destaca la doctora Leticia Herrero Lifona, jefa del servicio de Alergología del Hospital Quirónsalud Málaga.
Lo habitual es que, una vez diagnosticado el paciente, el tratamiento recomendado en la alergia alimentaria es la evitación, en ocasiones estrictas, del alimento. “Esto no siempre es tarea fácil y requiere gran colaboración del entorno del paciente, incluyendo familia, amigos, colegio… y, aun así, por ejemplo, un niño por tomas inadvertidas puede presentar reacciones graves que incluso pueden hacer peligrar su vida”, recalca la especialista.
En contraposición, los datos arrojan que, hasta los cinco años, alrededor del 85% de los pacientes alérgicos a la proteína de leche de vaca, superan su alergia; y en el caso de los alérgicos al huevo, la probabilidad es del 50%. Ya de por sí, es un porcentaje muy alto de recuperación natural, pero además hay más opciones, como la citada Inducción de Tolerancia a Alimentos, especialmente “para evitar reacciones alérgicas graves, incluso provocadas por mínimas cantidades del comestible debido a posibles trazas de alimento o a la contaminación cruzada”, defiende la doctora.
¿En qué consiste la Inducción de Tolerancia a Alimentos o Inmunoterapia Oral?
La doctora Leticia Herrero nos detalla el procedimiento que realizan en Quirónsalud Málaga, que “consiste en la administración vía oral del alimento al que el pequeño o el adulto es alérgico, en cantidades mínimas que progresivamente se van aumentando hasta el nivel personalizado para cada paciente, según el estudio de su patología alérgica”. Este tratamiento se realiza siempre bajo supervisión del alergólogo y el equipo de enfermería de la Unidad de Inmunoterapia Oral en el Hospital de Día del centro hospitalario. “Es uno de los tratamientos más prometedores para la alergia a los alimentos. Su objetivo inmediato es la desensibilización y, a largo plazo, conseguir la tolerancia del alimento”, explica la jefa de servicio.
El tratamiento se realiza en dos entornos: el hospitalario y el domicilio del paciente. Primero, el paciente debe acudir al Hospital para que el especialista le administre una dosis del alimento al que tiene alergia. Ese alimento, “una vez tolerado en el hospital, debe tomarlo todos los días en su domicilio. Después, el paciente visita el hospital una vez a la semana para incrementar la dosis de alimento hasta la cantidad que se establece en cada paciente: el objetivo ideal sería, en el caso de la leche, un vaso de leche al día; y en el del huevo, entre 2 y 3 huevos a la semana, por ejemplo. Con este procedimiento, se consigue modular la respuesta inmunológica para que el paciente no tenga una reacción alérgica cuando lo tome. Si sólo llega a tolerar cantidades inferiores a una ración normal, al menos estará protegido frente a pequeñas ingestas accidentales”, comenta.
La finalidad de este tratamiento es, primordialmente, disminuir la probabilidad de presentar una reacción grave con la ingesta accidental del alimento. “Ese riesgo disminuye gravemente la calidad de vida de estos pacientes, debiendo llevar un estudio exhaustivo de toda ingesta de comida dentro o fuera de casa. Por ejemplo, habitualmente, se subestima la contaminación cruzada a la hora de la preparación de alimentos y no se considera peligroso cocinar con los mismos utensilios en la comida del alérgico y el no alérgico con el alimento en cuestión. Mínimas cantidades o trazas de leche o huevo pueden llevar a un paciente a presentar una reacción alérgica grave con peligro para su vida”, advierte la doctora Herrero.
Es un tratamiento que no está disponible aún en todos los servicios de Alergología. Debe ser realizado por un equipo de profesionales sanitarios expertos en este procedimiento y en centros que dispongan de todos los recursos necesarios para tratar reacciones graves o anafilácticas en los niños, en estrecha colaboración con la familia, así como en adultos, como es el caso del Hospital Quirónsalud Málaga.