**Entrevista de Ignacio Iríbar.-
María Bravo, fundadora y presidenta de Global Gift Foundation, nos atendió en la “Casa Angeles” de Marbella. La empresaria y filántropa habló de sus inicios, presente y futuro de esta gran iniciativa que se extiende ya a nivel internacional.
–¿Qué le lleva a decidir dedicarse a la beneficencia?
Me vino desde pequeña. Mi madre era una persona muy compasiva. Vengo de una familia muy humilde, pero mi madre siempre tenía comida para todo el mundo. Yo me preguntaba como siempre tenía comida para el vecino que vivía solo, el abuelito que vendía en la otra esquina… Y lo que ella hacía era poner más agua al puchero o a las lentejas y que esas personas vinieran y se sintieran como en su casa. Más que la comida, sentirse arropado. Es de ahí de donde me sale la vena de querer ayudar a los demás. Al final en mi vida no pude tener hijos y quería crear algo que tuviera un impacto social que se sintiera en las fundaciones. Empecé siendo voluntaria. He estado en muchas fundaciones. Llevo viviendo en Estados Unidos 33 años. He estado en Children ‘s Hospital en Los Angeles, con Compadres contra el cáncer. Lo que hacía era traducir a las familias latinas el inglés y que tenía niños con cáncer a los cuales traducía lo que los doctores hacían. Una vez que unos amigos se hicieron muy famosos dije: “Oye, ¿por qué no hacer una plataforma internacional donde poder con la luz que traen estas celebridades, traer también a los medios, por qué no hacemos una fundación donde sepamos que 100% de lo que recaudamos siempre va a proyectos?” Un sitio donde se pueda ver el impacto.
–¿Cree que llegará un punto donde no serán necesarias las ONGs?
A mi me encanta pensar en positivo, pero también hay que ser realistas. Tenemos tantas necesidades y cada dia más. Me parece difícil que un gobierno lo pueda cubrir todo. Es por eso que las fundaciones privadas que puedan ayudar siempre son bienvenidas pero no creo que se vayan a dejar de necesitar.
–Es cierto que su organización ayuda a muchas otras ONGs no directamente creadas por Global Gift. ¿Qué les lleva a decidir cuáles son las que pueden ayudar?
Es difícil la elección. Pasamos varias rondas de eliminación antes de decidir a las que vamos a beneficiar. Una de ellas y la más importante es que sean fiscalmente responsables. Es decir, que dentro del proyecto que nos están presentando. Todos los fondos y recaudaciones que consigamos para ellos vayan 100% para el proyecto. La misión nuestra es ayudar a los niños, empoderar a las mujeres y apoyar a las familias, entonces tienen que entrar dentro de eso. Después de eso lo que hacemos depende de las necesidades que haya. Si, por ejemplp, hay un terremoto y hay una necesidad inmediata de ayuda pues ahí ayudamos. Pero si no intentamos que sea un ”ande todo”, una Fundación pequeña que esté haciendo las cosas muy bien pero que esté el impulso financiero que vayamos a darle pueda llevarla al siguiente nivel. Queremos ver como nuestras ayudas impactan de una forma positiva.
–¿Una de sus iniciativas, la de Breath for Ukraine, como está especialmente ahora que ha empeorado la guerra?
Está horrible. Es difícil de manejar todo. Nosotros lo que hemos hecho es coordinarnos con una fundación que ya estaba previamente en Ucrania para llevar alimentos, recursos médicos y cualquier otra cosa que necesiten. Lo reparten mediante camiones que van yendo por zonas que necesiten. Estos camiones se paran en la frontera donde se vuelven a rellenar.
