El pasado 30 de mayo un grupo de alumnos de la Universidad de Mayores de 55 años de la UMA visitamos las instalaciones del POLO DIGITAL en el edificio Tabacalera , por iniciativa del profesor Antonio Villanueva.
La sensación al entrar en ese magnífico edificio que alberga dos de los museos más emblemáticos de la ciudad, el de la Colección del Museo Ruso y el del Automóvil y de la Moda fue la de entrar en otro museo, por más que en la puerta rece un cartel con el mensaje “ ESTO NO ES UN MUSEO” . ¿Y por qué , me preguntareis?
Lo primero que llama la atención es el colorido y el diseño de los elementos necesarios para las actividades que allí se llevan a cabo ,es como entrar en un dinner o la heladería de Regreso al Futuro ; lámparas con formas de come – cocos, neones con diseños de las películas de los años 50 , mesas de trabajo de colores ácidos, espacios de descanso , zonas de comida, mesas de reuniones, todo pulcramente descontracturado.
Otra cosa que te hace sentir “fuera de tu tiempo” son los indicativos de las secciones que parecen estar en una especie de idioma klingon y que salpica las conversaciones de las personas que por allí habitan.
Cada pasillo descubre una actividad, cada una con su objetivo y su forma de trabajar. Hay salas que parecen de programadores y científicos de la NASA preparando el próximo despegue espacial
Antonio nos llevó a la zona donde desarrolla su actividad La Brújula que es un coworking digital para el desarrollo de videojuegos, realidad extendida y procesos de transformación digital.
Su oficina, además de otras actividades, actúa como la sección circulante de una biblioteca, pero en lugar de prestar libros, se entregan a los alumnos que están participando en los proyectos el equipamiento que necesitan y que por su complejidad y alto precio no pueden adquirir: hay gafas de realidad virtual de todo tipo, drones, sofisticadas cámaras que captan imágenes desde 12 puntos diferentes etc.
Alba nos presentó a sus compañeros y el funcionamiento del servicio , así como algunos equipamientos. Luego Chema nos dió la bienvenida y nos habló de que , aunque todavía joven, era uno de los que más experiencia tenía porque procedía de una trabajo anterior que durante la pandemia “ mutó” a esta nueva oportunidad.
Lo que nos pedía a los que allí estábamos era implicación para aportar nuestra experiencia a los proyectos que los alumnos desarrollan , porque la falta de conocimientos en determinados aspectos del proyecto pueden hacer fracasar el negocio o ,simplemente, inventar lo ya inventado . En definitiva, nos animó a una colaboración jóvenes-seniors , cada uno con la especialidad que conozca.
Continuamos nuestra visita para subir por último a la zona denominada 42 Málaga, de la Fundación Telefónica y esponsorizada por la casi totalidad de instituciones públicas regionales
Es un Campus de Programación muy innovador porque por su metodología aporta un conocimiento técnico basado en el aprendizaje entre iguales, los conocimientos compartidos , la ausencia de competitividad al ser un aprendizaje de equipo. Además favorece la socialización y los contactos entre individuos para el logro final y para vencer los retos que las empresas demandan ahora.
Nos explicaron el sistema de selección de alumnos, un proceso en el que están admitidos los mayores de 18 años que superen, utilizando técnicas de gamificación, los retos propuestos.
La formación es gratuita y el alumno debe permanecer en el Campus por un tiempo de hasta tres años para que el proyecto sea una realidad.
Las instalaciones son magníficas y el centro está abierto 24/7 con total facilidad para conciliar y adaptarse a las necesidades individuales.
Una excelente experiencia para los que nos asomamos a este “museo” de las nuevas formas de trabajar, de crear realidades dentro y fuera de nuestras ¿cuatro dimensiones? con muchos guiños a los hitos de las generaciones que crecieron imaginando vivir en el futuro.
**Un reportaje de Isabel García Lozano.-
**Enviado por José Antonio Sierra.-
